martes, 13 de marzo de 2012

El museo de Fernando Corona: LEGÍTIMO AMOR POR TOLUCA

12 de marzo de 2012
DANIEL ESPARZA HERNÁNDEZ

DON Fernando Corona es profundamente guadalupano y sin embargo trabaja para los Diablos. Se probó y no llegó a ser portero del Toluca, y una noche logró desenmascarar al Santo. Su mejor empleo fue como vendedor de viajes, pero ha tenido tres grandes jefes y maestros: Mario Vázquez Raña, Nemesio Diez y Guillermo Cañedo.

"En la actualidad tengo 76 años y el ánimo suficiente para echarle los kilos y levantar este equipo. Lo tomo como un reto", reitera montado ya en su cuarto mandato como presidente de los Diablos Rojos del Toluca.

-Con un prestigio deportivo tan importante, ¿qué lo motiva, don Fernando?

"Es un gusto grande ver a mi nieto, el más chiquito, que le brillan los ojos porque estoy en el Toluca. Eso no lo pago con nada, al margen del compromiso moral con Valentín, que es mi compadre, y con la afición".

El presidente de los Diablos nació en el barrio de Peralvillo, en la ciudad de México, pero su amor por Toluca es legítimo.

"Duré de novio año y medio. Iba y venía diario a Toluca, era una matada pero me valía gorro. No aguanté más, mejor me casé", bromea rodeado de sus recuerdos en blanco y negro, cuidadosamente enmarcados.

Jefe de misión en los Juegos Olímpicos de Barcelona y Atenas, miembro de la delegación de cinco Copas del Mundo de futbol, la memorabilia de su museo personal es envidiable.

"Me tocó estar en el Mundial del 58, en Suecia, y se lastimó Altafini, que era un jugador brasileño muy bueno que luego se fue a Italia y se naturalizó, entró Pelé a los 16 años. Nada más de verlo agarrar el balón se veía la calidad. No entro en discusión de quién fue mejor. A mí, Pelé me fascinó, y vi a DiStéfano, a Messi en la actualidad, pero para mí, Pelé era una perla negra".

Huérfano desde niño, aprendiz de herrero, a los 13 años repartía leche en restaurantes de la ciudad de México. Cuando no pudo concentrarse en Toluca, para ser portero, Fernando Corona vislumbró su primer reto al entrar a trabajar en una agencia de viajes, allá por el centro histórico.

Y vendiendo viajes conoció a don Mario Vázquez Raña, a don Nemesio Díez y a Guillermo Cañedo, que era su vecino de negocio en la calle de Hamburgo y que llegó a ser su compadre.

"A don Nemesio empecé vendiéndole viajes para la Cervecería. Tenía su Toluca adorado, pero también sentía simpatía por las Chivas. En aquella época había pentagonales y yo llevaba a los jugadores a la Cervecería y don Nemesio era feliz exhibiéndolos, y a Chava Reyes, al 'Tigre' Sepúlveda y Héctor Hernández, les encantaba ir para ver a don Nemesio, porque de perdida se llevaban un dominó y un sobrecito".

En 1981, Mario Vázquez Raña le pidió visitar al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo.

"Yo, pensando que le iba a vender un viaje. Quiero que me ayude, don Fernando, tengo muy buenas referencias de usted -me dijo el Gobernador-. Mi contestación boba fue: nada más dígame dónde están la escoba y el recogedor y yo lo ayudo en lo que usted quiera".

Pero Del Mazo le encomendó el deporte mexiquense y especialmente controlar el boxeo y la lucha profesional del Estado de México. Así, don Fernando Corona armó la primera Comisión estatal de box y lucha, única en su tiempo. Apoyó la lucha libre femenil, prohibida entonces en la ciudad de México, y reglamentó la protección de las mujeres para ejercerla.

Una noche inolvidable supervisó una lucha en el Toreo protagonizada por Santo, el Enmascarado de Plata.

"El luchador que está enmascarado está obligado a quitársela con el representante de la comisión, para su identificación y que no haya fraude. El Santo, don Rodolfo Guzmán, no se la quería quitar. Entonces le dije: perdóneme, pero con todo respeto, entonces no lucha. Y se quitó la máscara. Ya después nos hicimos grandes amigos".

Con don Mario Vázquez Raña trabajó como tesorero del Comité Olímpico.

"Empezamos casi juntos Jimena Saldaña y yo en la cosa olímpica. Me llena de orgullo dónde está Jimena ahora porque se lo ha ganado a base de esfuerzo y trabajo. No dudes, yo la pondría de presidenta del Comité Olímpico Mexicano".

Hoy toda esa sensibilidad deportiva está a disposición del Toluca y sus futbolistas. "He visto reacciones muy favorables. Les digo: ¿ya se les olvidó ser campeones? Un equipo como el Toluca, que tiene 10 campeonatos, no se le puede olvidar jugar futbol. Todos han reaccionado muy bien. Sólo espero que Dios me dé salud, paz y tranquilidad para convivir con mi familia y el deporte, que es mi pasión".

Y don Fernando vuelve al trabajo. Las fotos de su museo guardan silencio hasta que su creador las invoque con sus recuerdos.

desparza25@gmail.com

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