De Ecuador han llegado grandes futbolistas a jugar en México, de botepronto recuerdo a Alex Aguinaga o El Tin Delgado. Sin embargo el primero en poner al país sudamericano en la mente del aficionado llegó hace ya varios ayeres a tierras mexiquenses para volverse leyenda con los Diablos Rojos. Un delantero moreno, melenudo, veloz, con personalidad, con buen golpeo de balón. Una amenaza para los defensas rivales, aún siendo flaco y espigado como era él. Las crónicas de entonces le atribuían reflejos felinos a quien fuera también conocido como El Gato Salvaje. Con ustedes: Italo Eugenio Estupiñán Martínez.
¿Quién era? Un delantero originario de Esmeralda, Ecuador (provincia costera del país al que cruza el paralelo mayor de la Tierra). Activo en los setentas y hasta mediados de los ochentas.
¿Porqué se le recuerda? En su país por jugar un par de Copas Libertadores a gran nivel, en México por volverse el mejor extranjero de la liga por varios años.
¿Cómo fue su carrera? La empezó jugando en las calles, en las playas. Cuando tenía 16 años decidió que se dedicaría al futbol y se probó para un club local, llamado Aucas, pero a pesar de llegar recomendado el entrenador no lo aceptó por ser demasiado espigado. Enseguida lo intentó con el Macará de Ambuto, donde rápidamente se convirtió en titular y estrella. En ese equipo debutaría en Primera División. De ahí saltó luego de apenas tres años al Nacional de Ecuador. Había llegado para reforzar la banca y sin embargo se ganó la titularidad desde sus primeros juegos, con Nacional ganó el campeonato del ’73 y un subcampeonato. Su fama aumentó tras la Copa Libertadores ’72 en la que fue seleccionado el Mejor Jugador de América.
Así para la 74/75 llegó a Toluca, debutó con un gol y un pase, se adaptó rápido al futbol mexicano y se volvió referente al ataque, incluso terminó como el mejor goleador del equipo, con 18 tantos aún estando 12 fechas fuera por lesión. El equipo llegó a la liguilla y resultó campeón al vencer con gol suyo, de cabeza, al minuto ’51, al Club León en La Bombonera. La siguiente temporada su rendimiento no bajó, volvió a anotar 14 goles para continuar como el más efectivo de Los Diablos, aunque el equipo había perdido a su técnico campeón y el torneo no acabó tan bien como se esperaba. Para la 77/79, aún siendo uno de los jugadores más cotizados, viajó al Distrito Federal para reforzar al Club América.
Con las Águilas estuvo dos temporadas, en Coapa alternó en la banca pero no dejó de marcar goles y colaboró en la victoria de la Copa Interamericana de 1977, a Boca Juniors. Para la 79/80 jugó cedido una temporada en la Universidad Católica de Quito y en la 80/81 regresó para integrar a los recién creados Atletas Campesinos de Querétaro, en donde también estuvo un solo año. Finalmente en la 81/82 se enroló con Puebla y durante la 82/83 volvió a ser campeón con el primer equipo que dirigía el eterno -no es un elogio- Manuel Lapuente. De La Franja salió al finalizar esa temporada histórica, anunciando su retiro del futbol. Aunque no sería su último equipo, esperó algunos años para recuperar su carta y así poder irse gratis al Elmec de Ecuador, donde colgó los botines tras única temporada con ese equipo, en 1986.
¿Qué fue de él? Luego de ese último año en su país natal se mudó a E.E.U.U. por una temporada y finalmente regresó a vivir a la Ciudad de México, incluso consiguió la nacionalidad mexicana hace poco. Desde entonces ha estado vinculado con el Deportivo Toluca, en varios puestos y manejó un negocio propio en Querétaro. También ha sido nombrado Encargado del Deporte en el Municipio de Ixtlahuaca. Actualmente es coordinador de futbol para Los Chorizeros y supervisor de escuelas de futbol para el gobierno del Edo. de México
Algunos Datos: Como les decía fue el primer jugador ecuatoriano en México, entre recelo y orgullo siempre cuenta que cuando llegó a nuestro país la gente preguntaba entre bromas; ¿Ecuador, dónde queda eso?, pero después de algunos años y varios goles la gente se refería a la nación andina como La Tierra de Estupiñán.
Por su parte también confesó que cuando supo de la oferta en México sólo había visto algunas películas de Fernando Casanova que llegaban a la región sudamericana, por lo que creía se trataba de un país de pistoleros y ensombrerados.
Su origen en Esmeralda era muy humilde, trabajaba ayudando a su madre a vender en un mercado y jugaba futbol en las tardes, la familia comía poco y por eso estaba tan flaco. Su padre era un curandero famoso de la región llamado Virgilio, que era respetado por su sabiduría en las artes de magia negra.
Su apodo en Ecuador era La Yerbita, por lo flaco, por su papá. En México el apodo de Gato Salvaje le llegó gracias a la siempre genial inventiva del cronista Ángel Fernández (Q.E.P.D.).
Del entrenador que lo rechazó en su primera prueba, recuerda que le dijo Oiga, chiquito, el fútbol es para hombres, vaya a criarse a los senos de su madre.
Otra anécdota curiosa sobre sus primeros años es que su mamá no sabía donde andaba cuando consiguió su primer equipo, creía que andaba de vago. Cuando la visitó para llevarle dinero de sus primeros sueldos tuvo que convencerla de que no lo había robado.
Cuando consiguió el campeonato Escarlata salió cargado en hombros y la gente coreaba su nombre en todo el estadio.
Tiene un hijo ecuatoriano y otros dos gemelos de nacionalidad mexicana, que deben andar por los 15 años y vaya usted a saber si se dedicarán al futbol.
En la época del Campeón Toluca al equipo le llamaban los Cangrejos Rojos, porque tenían fama de echarse para atrás cuando conseguían el resultado, sin embargo ese equipo marcó 54 goles y ganó varias veces por más de la mínima.
Antes de fichar por Toluca estuvo cerca de pasar al San Lorenzo de Almargo, pero decidió por México. Cuando llegó se enfrentó a la dureza de sus compañeros, que lo separaban del equipo por haber tomado el lugar del histórico Vicente Pereda, Diablo Mayor y delantero nacional.
Jugó también para la Selección de Ecuador, aunque no alcanzó a clasificarse a un mundial. En esos días alineaba al lado del que fuera su ídolo en la juventud, Alberto Spencer, el ya fallecido delantero histórico del Peñarol uruguayo.
Esa copa Interamericana fue la única en la historia que jugaron los Xeneizes, pero se las arrebató América con tremendo gol de último minuto, de tiempo extra, de tiro libre, de comerse las uñas, del magnífico Carlos Reinoso.
Ganó un premio Heraldo y un Citlalli al Mejor Jugador del Año 1975, cuando a la gente aún le importaban esos galardones.
Estadísticas: En México marcó 69 goles en los equipos que defendió. Clubes: Macará (de 1970 a 1972), Nacional (de 1972 a 1974), Toluca (de 1974 al 77), América (de 1977 al 79), U. Católica de Ecuador (1979-80), Atletas Campesinos (1980 al 82), Puebla (1982-83). Emelec, de Ecuador (1986).
Video. El campeonato de Puebla, en penales con Chivas, al minuto 2:55′ es turno de Italo Estupiñán, luego del primer fallo de Guadalajara. Fue una serie larguísima y este video tiene la transmisión original, del Canal 13. Chulada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario